A veces las cosas salen bien, muy bien.
-
Carmencita, hoy tendrás que ir a casa de tu abuela. Los cazadores del pueblo se
están preparando para capturar al lobo que está saqueando el ganado.
-
¡Ahh! ¿Por eso tienen los látigos
y cartuchos preparados?
- Si, el
colmo ha sido que se ha comido a la oveja Dolly, y con ella la
subvención que teníamos por mantenerla -, dice la madre levantando la mano, a
la altura de su cara frotándose, el dedo índice y corazón.
- Pero
mamá, no me parece justo que liquiden al lobo-, contesta la niña, enfadada
dando un golpe con el pie en el suelo. -Estamos en primavera. Tiene que buscar
alimentos, y llevárselo a su hembra, para que pueda amamantar a sus crías.
- ¡Si
claro! ¿y nosotros de qué vivimos, eh? – responde la madre con los
brazos en jarra.
- Podríamos
comer verduras, frutas, pescado…. -, dice la chiquilla, encogiéndose de
hombros.
- ¡Claro!
pero tú que bien te comes el queso que ellas producen. Nuestro trabajo
consiste en cuidar el rebaño para que nos den leche y lana–, comenta la madre
mientras va metiendo frutas en una cesta.
- Pues no
sería mala idea que clonaran más Dollies. Así los lobos, y los otros animales
del bosque tendrían, algo más para comer en invierno-, señala la muchacha,
mientras de reojo mira a la nevera.
- ¡No
quiero discutir! He preparado esta cesta con frutas y un bizcocho, para que se
la lleves a tu abuela, vas directa para allá, ¡no te entretengas!
- ¿Puedo
llevarme la “bici”?
- Si, pero
ponte la sudadera, la que tiene la capucha roja, que todavía hace frio. Coge
por el sendero! No entres en el bosque ¡– le indica, señalándola con el dedo
índice.
La niña, a
mitad de camino deja la bicicleta. Camina montaña arriba. Sabe dónde está la
guarida de los lobos, lleva en su cesta tres conejos, que ha cogido de la
nevera. Divisa a los lobeznos bebiendo en una charca, junto a su madre.
Tres meses
más tarde, en la cocina de su casa, Esperanza, la madre de la niña, le
dice con ironía:
-Has visto
que en estas últimas semanas, no han ocurrido ataques de lobos.
-Si mamá,
parece que los lobos tienen suficiente comida y no han bajado al pueblo. Tal
vez estén consiguiendo alimentos de otra manera – contesta la chica, un tanto
cohibida.
-¡Sí, sí!
¡Anda Carmencita! coge la bicicleta y vete a casa de la abuela. Los hombres se
han reunido, van hacia el almacén de desguace. Aprovechando que hay luna
llena, quieren capturar al ladrón, que ha estado robando a todo el pueblo, las
piezas de caza de nuestros congeladores.
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