19 de marzo de 2014

EL HALLAZGO. Ana Moreno.



Yo vivía en un bosque junto al mar, y como de costumbre mis hermanos y yo después de comer y hacer los deberes, nos bajábamos a jugar,  nos inventábamos historias, pero esta que relato,  no es inventada, ocurrió  de verdad. Mi hermana pequeña Paula y yo (Alicia), nos habíamos escondido para ver si nuestro hermano Javier nos encontraba. Cuando lo oímos gritar.
-          ¡Un tesoro, un tesoro ¡
-         ¿Un tesoro? Anda, eso no es un tesoro. – le dije dándole un cosqui
-         yo lo quiero ver, yo lo quiero ver – botaba Psuls desde su silla
Javier quería partirla. Yo se la arrebate y salí corriendo hasta casa,  mis hermanos me siguieron. Le di la botella a mamá. Mamá sorprendida observó la botella.
-         Pero esto que es, esto no es tierra tiene un sobre.
-         Yo lo quiero ver – repetía Paula nerviosa
-          lo encontrado yo. – clamaba orgulloso Javier
-         Callad, que estoy leyendo.
Mamá  nos dijo que era una carta. Y nos dijo que había dinero y que lo que contenía la botella era, una persona muerta, que eran sus cenizas, que procedía de la ciudad de los rascacielos y que el finado como le gustaba viajar, su esposa había puesto dinero, para que cada persona que lo encontrara, lo cambiara de botella, y le escribiera para seguir la trayectoria  de su marido.
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