19 de marzo de 2014

El dedo. Isabel López- Cepero


El doctor alejo murió asesinado. Indudable mente  murió estrangulado. Nadie
Había entrado en la casa, indudablemente nadie, y aunque el doctor dormía con
El balcón abierto, por higiene,  era tan alto su piso que no era de suponer que por
Allí hubiese entrado el asesino.
La policía no encontraba la pista de  aquel  crimen, y ya iba a abandonar  el asunto,
Cuando la esposa y  la criada del muerto acudieron des pavorida, a la jefatura,
Saltando de lo alto de un  armario había caído sobre la mesa, las había mirado
Las había visto y después  había huido por la habitación, una mano solitaria y
Viva, como una araña, allí  la habían dejado en cerrada con llave en el cuarto.

Llena de terror, acudió la policía y el juez, era su deber, trabajo les costo
Cazar la mano, pero la cazaron  y todos le agarraron  un dedo, porque era
Vigorosa como si  en ella radicase junta  toda la fuerza de un hombre fuerte.
¿Qué hacer con ella  ¿Qué luz iba arrojar  sobre el suceso  ¿Cómo sentenciarla
¿De quién era aquel dedo ,      nadie sabía   de quien era ,  pero debía de ser de alguien,

Porque sino a que fin,  matar, porque,  por algo seria  y estas preguntas y otras  se hacia el
Jefe de policía, pero de pronto recordó, un hecho ocurrido bastante tiempo atrás  recordó
Aquella mano   que le faltaba un dedo, como fue, y quiso recordar que a aquella mano
Le faltaba un dedo, y que  ese dedo nunca se encontró,  y he  aquí porque el dedo, mato al doctor Alejo  porque teniendo su mano a la cual estrujo,  machaco y tiro en la basura
Sin el dedo que faltaba, se vengó de el cortándole el cuello,




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