El gorrión se posó en el alfeizar de la ventana y dudó en
entrar .Enna desde la puerta de la cocina lo
estaba viendo con su
madre con nostalgia, ya su madre le
había contado lo que pasaría con el
tiempo.
-¿Te acuerdas mama cuando lo traje a casa?
Era tan pequeñito, con muy pocas plumas,y con su pi quito
amarillo de pichón. Estaba asustado en
un rincón del
bordillo de la calle, se habría caído del nido pues no me explicaba que hacía
allí.
Cuando lo cogí entre
mis manos, lo vi tan indefenso...
Lo metimos en una
caja y con un paño imitamos un nido. Me dijiste que le podía dar pan mojado
con agua. Durante el
día lo dejábamos en la ventana de la cocina, por si los padres lo escuchaba
piar y venían a darle
de comer, pero nunca paso. El primer día le tuvimos que abrirle el pico. Pero
el siguiente, ya lo
abría solo. Lo llame pichis por unos dibujos animados que me gustaban. Cada ve
que nos veía abría su
pico y movía sus a litas pidiendo su comida.
Una mañana entre en la cocina y de pronto me lo vi encima ¡
había aprendido a volar!
Estaba tan gracioso revoloteando al rededor nuestra, siempre
abriendo su pico para que le diera de
comer. Asta que
empezó a picotear solo, todas las migas que caían las picoteaba, en el mantel
en la mano, en el suelo
una vez estuvimos a punto de pisarlo, que susto nos dimos. Y cuando se
puso en el borde de
la ventana, pensé que ese día se iría
volando, pero se dio la vuelta. Y a entrado
y salido muchas
veces, pero ahora creo que se esta despidiendo.
-A dios pichis, que te valla bien.
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