19 de marzo de 2014

EL ADIOS. Elena Jarque




El gorrión se posó en el alfeizar de la ventana y dudó en entrar .Enna desde la puerta de la cocina lo

 estaba viendo con su madre con nostalgia,  ya su madre le había contado lo que pasaría con el

 tiempo.

-¿Te acuerdas mama cuando lo traje a casa?

Era tan pequeñito, con muy pocas plumas,y con su pi quito amarillo de pichón. Estaba asustado en

 un rincón del bordillo de la calle, se habría caído del nido pues no me explicaba que hacía allí.

  Cuando lo cogí entre mis manos, lo vi  tan indefenso...

 Lo metimos en una caja y con un paño imitamos un nido. Me dijiste que le podía dar pan mojado

 con agua. Durante el día lo dejábamos en la ventana de la cocina, por si los padres lo escuchaba

 piar y venían a darle de comer, pero nunca paso. El primer día le tuvimos que abrirle  el pico. Pero

 el siguiente, ya lo abría solo. Lo llame pichis por unos dibujos animados que me gustaban. Cada ve

 que nos veía abría su pico y movía sus a litas pidiendo su comida.

Una mañana entre en la cocina y de pronto me lo vi encima ¡ había aprendido a volar!

Estaba tan gracioso revoloteando al rededor nuestra, siempre abriendo su pico para que le diera de

 comer. Asta que empezó a picotear solo, todas las migas que caían las picoteaba, en el mantel

en la mano, en el suelo   una vez estuvimos a punto de pisarlo, que susto nos dimos. Y cuando se

 puso en el borde de la ventana, pensé que ese día  se iría volando, pero se dio la vuelta. Y a entrado

 y salido muchas veces, pero  ahora creo que se esta despidiendo.


-A dios pichis, que te valla bien.

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