No sé porque razón se me quedo grabada aquella escena que no tenia nada de extraordinario. Era un día cualquiera, como tantos otros, yo había salido con mi hija consuelo de 8años a dar un paseo por el campo.
Toda la pradera estaba anunciando la primavera, era precioso ver todas las flores abierta, margaritas, amapolas, el verde de la yerbas era espectacular y el aroma inconfundible de primavera.
Había unos Chios jugando alrededor de una pequeña charca, con ranas y sapos, aquella escena me hizo recordar mi niñez. En el campo de mi abuelo, mis primos y yo alrededor de un tollo, que era como lo llamábamos, de pronto me vi en el agua con las ranas.
Mi primo que era un manojo de nervios, me empujo y se reían al verme salir todo empapado. Salio corriendo por el campo que estaba lleno de árboles frutales, escondiéndose para que no lo cojan
-Papá, ¿y no tedio miedo de las ranas?
_Claro que si, por eso lloraba pero luego cuando vi. que no tenia ninguna encima se me paso y corríamos detrás de el.
Lo pasábamos bien, corriendo entre los árboles y tarándonos por los cerros de arena, montando columpios en las ramas de los árboles.
_Cuéntame mas cosas papá
Consuelo estaba entusiasmada con mis travesuras de niño, y no paraba de preguntar cosas, me hizo añorar aquella niñez sin maldad, sin tanta televisión y tantos videos juegos que hacen que los niños jueguen siempre solos.
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