“ El joven Ernesto, empuñando una pistola, se presentó en casa del hombre que le había arruinado:
¿ No me esperaba Cardenal?. Como puede intuir vengo a preguntarle de nuevo. ¿ Quienes son mis padres?. Y esta vez creo que obtendré una respuesta rápida.
El Cardenal como siempre trató de calmarlo. Pero Ernesto gritó. “ Esta vez no me marcho sin respuesta.”
El Cardenal abrió un cajón del que sacó un sobre y una fotografía y se la entregó.
Ernesto comprobó con lagrimas como la mujer de la fotografía era la que siempre veía en sus sueños.
Y dijo con voz apagada. “ Por siempre estarás a mi lado madre”
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