29 de noviembre de 2010

Una aventurera intrépida. Mercedes Doello Gomez



Doña Braulia era una aventurera intrépida, a pesar de su edad no había perdido la ilusión de la juventud. Su cuerpo delataba sus ochenta años, pero su mirada reflejaba una chica de veinte.Habia buscado un aliado para que la acompañase en sus aventuras.
Jimmy, era un joven tímido, pelo negro y grandes ojos azules; sus estudios de historia y turismo le habían dado una carrera laboral nada acorde con lo que ejercía al lado de Doña Braulia,una turista un poco especial y muy poco parecida a los viajeros que el había conocido.
La anciana fue caminando hacia la casa del joven, tocó dos veces la puerta; esta se abrió, haciendo un ruido extraño, como salido de una película de miedo, algo que a la anciana no inmutó.
-Buenos días Jimmy (gritó mientras empujaba la puerta, como si el sordo fuera el en vez de ella)
-Buenos días Doña Braulia, a ver ¿A dónde vamos esta vez? (murmuró el joven mientras caminaba tras ella).
De pronto, se hizo una pausa temiendo la respuesta.
-Pues mira Jimmy, me había propuesto hacer un viaje tranquilo, algunos días en la playa, pasear por los museos…pero…pensándolo mejor, es una vida un poco aburrida y tranquila para mi, y se me vería un poco mayor, mis huesos necesitan un poco de actividad, si no, se me oxidan.
-Pero usted no tiene edad para ir trepando árboles ni saltando en paracaídas.
-¿Edad? ¿Que edad? Mientras mi espíritu sea joven, mi cuerpo se sentirá igual.
-¡Con usted, es que no puedo!, venga vamonos, voy a terminar de hacer las maletas.
-Coge solo lo que necesites, un sombrero, una escopeta de caza y unos prismáticos, ya nos apañaremos por el camino.
-¿Pero a donde vamos? (dijo asustado y sorprendido).
-De safari mi querido joven, así que en marcha.
-Usted se ha vuelto loca Doña Braulia, ¿qué vamos ha hacer en un safari?
-Pues después de darle muchas vueltas a la cabeza, me he dado cuenta que nunca he visto un león de cerca, y creo que ya es hora.
-¿Un león? (Gritó el joven) ¿Pero usted sabe lo que mide un león?¿Y los dientes?¿Le has visto alguna vez los dientes?.
A Doña Braulia, le afloró una risa burlona.
-Jimmy, creo que con la edad te estás volviendo miedica,¿dónde está tu don de aventura chico?
-¿Mi don de aventura? yo era un hombre tranquilo, con una vida organizada, hasta que usted llegó a ella y la puso patas arriba,¿no se acuerda usted de la última aventurita Doña Braulia?(dijo el joven con sarcasmo)
-Pero eso fue algo inusual, yo no sabía, lo cogí creyendo que era una vasija vieja.
-¿Una vasija vieja un tesoro hinca expuesto en aquel museo desde hace miles de años, Doña Braulia?

-Bueno, olvidemos ese incidente, vamos, que perdemos el avión. Cuando lleguemos a África, alquilaremos un jeep.
Jimmy agachó la cabeza resignado, pues sabía que al final lo convencería.
Llegaron a su destino, ya en medio de la selva, Jimmy paró el coche al ver a los leones. De pronto Doña Braulia sin decir palabra alguna, se bajó.
-¡Que maravilla de animal!¡tiene más pelos que yo!
Los leones se percataron de la presencia de la anciana, y desafiantes, sigilosamente se dirigieron hacia ella.
Jimmy cuando la vio no pudo dar crédito a sus ojos.
-¡Doña Braulia! (gritó)¡Suba usted al jeep!¡Doña Braulia, que se la meriendan!
El joven sacó el rifle y apuntó al león.
-¡Corra usted!
Pero la anciana en vez de subirse al coche, trepó al primer árbol que vio, parecía mentira que aquellos huesos tan frágiles, treparan tan rápido.
Jimmy la miró asombrado desde la ventanilla.
-Otra vez tendré que subir al árbol para rescatarla (se dijo el joven a sí mismo) esta mujer no es humana (pensó).

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