29 de noviembre de 2010

EL ALBAÑIL. ELENA JARQUE MULERO

Bajo la primera capa de barro que quitaron apareció una imagen sorprendente, Álvaro paro de inmediato de cavar, miró y la vio.
Cogió la picola y empezó acabar despacito, no dijo nada a nadie. Con mucho cuidado seguía limpiándola con la espátula y los dedos, intento sacarla. Era preciosa dorada y de unos 30 centímetros, Álvaro la guardo ante que se dieran cuenta los demás.
Cuando llego a casa se la enseño a su mujer, ella se preocupo de que la hubiera traído.
- No quiero problemas, devuélvela a la obra.
Al día siguiente, la volvió a colocar en su sitio, hizo como si la hubiese encontrado en ese momento. Todos fueron corriendo a verla.
El encargado de la obra avisó a los arqueólogos, se metieron en el foso sacaron sus brochas, cinceles y espátulas, acordonando el sitio empezaron a trabajar, a medida que iban escavando aparecían mas objetos.
La prensa apareció, y Álvaro se sentía protagonista pues le hicieron varias entrevistas de varias cadenas, al parecer era un hallazgo importante de la época fenicia.

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