30 de noviembre de 2010

NO HAY MAL QUE POR BIEN NO VENGA. Antonia y Margari

El matrimonio entre Pepe y Natalia fue perfecto, hasta el día del accidente; en que José perdió una mano en la fábrica. A él le cambió por completo el carácter.
-¡Natalia!, a que esperas para ayudarme a vestirme.
-Un momento, que le estoy dando el desayuno a los niños.
-¡Qué me espere!- Sin pensarlo, Pepe alzó la mano y abofeteó a su mujer dejándole marcado el rostro con el único pulgar que le quedaba.
Sus dos hijos comenzaron a llorar y se atrincheraron, junto a su madre, asustados.
A Pepe le impactó tanto la cara de terror de sus pequeños, que se arrepintió por su actuación, jurando no volver a comportarse así jamás.
Desde entonces, ha vuelto a ser el que era; un marido paciente y un padre ejemplar.

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