29 de noviembre de 2010

HASTA QUE ME VAYA. Margari Ferrer




Tres meses después de gobernar al pobre Jimmy por distintas aventuras, la viejita tuvo una “magnifica idea”:
-Ahora o nunca Jimmy, estoy cerquita de los ochenta y no me puede quedar mucho, pero este gustazo me lo tengo que dar. No me niegues mi último caprichito.

-A ver doñita ¿Qué se le ha ocurrido esta vez?

-Tranquilo que no vamos a volar, ni nada parecido... ¿Qué te parecería montar en uno de esos cars? He oído que han colocado unas pistas en ese centro comercial nuevo.

La cara de pena y las manos rogando de la picara anciana, cautivaban al joven nigeriano una vez más.

-Seguro que después de esto me marcho feliz y te dejo en paz. Anda que es aquí al lado, ¿Vamos ahora?

-Si por fin acabamos con esto, de acuerdo, ahora mismo. Pero le juro que aunque inventen un nuevo cohete, yo, no lo voy a probar.

-Tranquilo, como si a ti te obligara alguien.

Segundos después, Doña Braulia apresurándose para cambiarse de ropa, pega un traspié y se da con el filo de la cama en el costado.
Los alaridos de dolor no cesan hasta que le inyectan un sedante en el hospital.

El pobre Jimmy sin separase de ella, está presente cuando le dan el diagnóstico:
-Lo siento señora, seis meses en cama no se lo quita nadie. Ya le advertí la última vez que su cadera estaba muy desgastada. Hijo tendrá que cuidar de su abuela... ¿Por qué es su abuela no?

-Como si lo fuera, tráteme como si lo fuera.

-Bueno “querido nieto” ahora que se ha ido el medico, que vamos a hacer ¿Unas carreritas?

-Abuela Braulia ¿no ha oído al doctor? Seis meses no se los quita nadie en esa camita.

-Ni a ti te libra nadie de esa carrera en los cars. Así que corre, date prisa y tráeme una de esas consolas que tengo mucho tiempo para practicar.
Jimmy miró al techo, cerró los ojos y dijo muy bajito- Ochenta años ¿Cuantos más resistirá?

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